Un espacio de opinión crítica y constructiva sobre temas de interés nacional con un enfoque objetivo sin exclusión ni prejuicios de clases sociales, políticas, sexo o religión.

Juan Ramón Martínez

GOTAS DEL SABER (24)

Juan Ramón Martínez

I.

Aunque la congregación canadiense “Hermanas de Nuestra Señora del Santo Rosario” no nace con vocación financiera, en 1964 “sus autoridades emprenden la aventura misionera tomando la decisión de iniciar su apostolado en Honduras, en el departamento de Valle, a solicitud de los padres misioneros Javerianos procedentes de Quebec que desde 1955 se habían establecido en esa región. Es así que el 17 de septiembre de 1954 llegaron las primeras religiosas a la cabecera departamental de Valle, Nacaome”. Después se establecieron en Goascorán, desde donde hicieron labor apostólica en Langue y otros municipios.

II.

El 11 de enero de 1982, en el Salón de Sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente, en la ciudad de Tegucigalpa, Distrito Central, fue aprobada la Constitución de la Republica –la más longeva de la historia de Honduras—siendo firmada por José Efraín Bu Girón, Presidente; Marco Tulio Castillo, Secretario: Juan Pablo Urrutia, Secretario y sancionada, es mismo día, por Policarpo Paz García, Presidente Constitucional de la Republica. Desde esa fecha, la Constitución de 1982, ha sido objeto de múltiples reformas, con la excepción de los artículos pétreos que se mantienen intactos. En el 2009, Manuel Zelaya Rosales, Presidente liberal, pretendió eliminarla, diciendo que había que cambiarla, porque había sido violado infinitas veces. Su intento concluyó con su salida, el 28 de junio del 2009, del Poder Ejecutivo, por una iniciativa de la Fiscalía General de la Republica y decidida por la Corte Suprema de Justicia. Las Fuerzas Armadas ejecutaron la acción y extralimitándose bajo el argumento del mal menor, lo expulsaron del país, hacia Costa Rica en horas de la mañana de ese último día.

III.

De conformidad a la Constitución de 1982, el 27 de enero – cada cuatro años – han jurado respetar, ejecutar y defender la constitución de la Republica, los siguientes titulares del Poder Ejecutivo: Roberto Suazo Córdova – que pretendió ampliar en dos años su periodo constitucional de 4--, José Azcona del Hoyo, Rafael Leonardo Callejas Romero, Carlos Roberto Reina, Carlos Roberto Flores, Ricardo Maduro Joest, Manuel Zelaya Rosales, Roberto Micheletti Bain, Porfirio Lobo Sosa, Juan Orlando Hernández Alvarado (primer periodo legal) y el primero que logra, en un clima de severa inestabilidad, reelegirse ilegalmente. Todos civiles. Todos graduados universitarios, con la excepción de Zelaya que no concluyo siquiera un año completo en la UNAH en donde se matriculo en ingeniería y Roberto Micheletti que nunca ingreso a ninguna universidad. Cinco graduados en el exterior (Suazo Córdova, en Guatemala, Callejas, Carlos Flores, Ricardo Maduro, Estados Unidos y Porfirio Lobo Sosa en la Unión Soviética y los Estados Unidos) y tres en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Un médico, dos ingenieros, dos economistas, dos abogados, un bachiller en ciencias y letras y un transportista. La elite superior de Honduras, ha sido formada en el exterior. El papel de la UNAH, ha sido y sigue siendo, discreto y distante con la política como ciencia y arte. No tiene una carrera de Ciencias Políticas.

IV.

Con todo y lo convulso del país, solo un presidente de la Republica ha sido muerto violentamente, mientras ejercía el cargo. Se trata de José Santos Guardiola que el 11 de enero de 1862 “a las cinco de la mañana, el soldado salvadoreño (miembro de la Guardia de Honor Presidencial, nota de JRM) disparó su carabina contra el cuerpo del Presidente del Estado, Capitán General Santos Guardiola, produciéndole una herida mortal en el abdomen. El progresista mandatario, gran patriota, celoso defensor de las libertades públicas y cuidadoso guardián de la integridad nacional, ya moribundo, salto sobre el asesino (SIC) y le arrebato la bayoneta de su rifle para intentar defenderse. La herida recibida era desgraciadamente mortal, el gran militar cayó al suelo y a continuación empezó a agonizar en los brazos de su hija Guadalupe, quien había acudido al lugar de la tragedia: la puerta de la entrada del edificio residencial del Presidente en la ciudad de Comayagua justamente donde estuvo el presidio de la ex capital. Aparicio se dio cuenta de que qué, el presidente se encontraba aún con vida y puñal, en mano, se lanzó contra el para rematarlo, pero la víctima le dijo en medio de los estertores de la muerte: “Basta, ya no es necesario” (Víctor Cáceres Lara, Efemérides Nacionales, Tomo II, Publicaciones del Banco Central de Honduras, página 19). 

V.

A más de 200 años de la ruptura de la República Federal de Centroamérica, han sido múltiples los esfuerzos por reconstruir la patria disgregada por los localismos regionales, las egolatrías de los gobernantes, las enemistades y desacuerdos entre ellos. Los intentos han sido varios desde 1839, fecha de la ruptura del pacto federal, del que Honduras fue el primer país en separarse. Gobernaba el estado hondureño, Francisco Ferrera, extraño y singular personaje que fue subordinado, amigo y admirador de Morazán, para al final, convertirse en su más fiero enemigo y visceral detractor. Desde el uso de las armas, hasta las negociaciones diplomáticas. En dos ocasiones, jurídicamente se restableció la ansiada unión. Sin embargo, todas fracasaron. A casi dos siglos, la declaración que aparecía en las constituciones que eran estados separados y que alguna vez volveríamos a ser la nación grande que imaginara Morazán y otros patriotas, este año 2021, como nunca antes, nos encontramos con gobernantes distanciados, que no se relacionan telefónicamente siquiera (Bukele, Hernández y Ortega) que poco les interesa por problemas de comprensión histórica, con es el caso de Carlos Alvarado de Costa Rica, Giamanetty de Guatemala. Estados Unidos, al que con razón Alfredo Trejo Castillo, en el prólogo del informe de Policarpo Bonilla, Presidente de Honduras, sobre sus esfuerzos para crear la Republica Mayor de Centroamérica, escribió que “hemos llegado a la conclusión de que la Unión de Centroamérica solo se sostendrá con el apoyo de los Estados Unidos. Estamos a más de 60 años de aquellos acontecimientos (escribía en 1961) y no ha habido en la práctica nada, ni se vislumbra una verdadera esperanza, ni la habrá sin tal apoyo”. Si viviera Trejo Castillo, se daría cuenta que Estados Unidos, más bien en los últimos años, se ha dedicado a dividirnos más, al crear, para sus intereses particulares, el Triángulo Norte, separando a Guatemala, Honduras y El Salvador de, Nicaragua y Costa Rica, para parafraseando al lobo hablándole a Caperucita Roja, para instrumentalizarnos mejor, ampliando sus fronteras hacia el sur del continente, sin que los gobernantes se den cuenta siquiera. Y reaccionen, con una política propia, conjunta y concertada para defender los intereses Centroamericanos.

VI.

El 23 de enero de 1963, falleció en Dani la mejor novelista que ha producido Honduras, Lucila Gamero de Medina. Poco popular en su ciudad natal, su muerte no estremeció a sus convecinos como se habría esperado. No era una figura popular como ocurre con los escritores en las ciudades en donde el liderazgo político y social está en manos de resentidos analfabetos. Incluso, por mezquindades religiosas, fruto de las visiones sectarias de la época, fue enterrada fuera del Cementerio General de aquella ciudad. Su tumba permaneció durante muchos años abandonada y solo fue ligeramente remozada en la oportunidad en que nosotros presentamos en la Casa de la Cultura de aquella ciudad oriental, un breve esbozo sobre la distinguida autora.     

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Sobre el autor

Mi foto
Olanchito, Yoro, 1941. Realizó estudios de profesorado en Ciencias Sociales en la Escuela Superior del Profesorado y es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Divulgador cultural y periodista de oficio, Juan Ramón Martínez Bardales es columnista del diario La Tribuna desde 1976, medio en el que también coordina los suplementos Tribuna cultural y Anales históricos. Además, mantiene una columna en La Prensa de San Pedro Sula y una semanal en la revista Hablemos Claro.