Juan Ramón Martínez
I.
II.
El 11 de enero de 1982, en el Salón
de Sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente, en la ciudad de Tegucigalpa,
Distrito Central, fue aprobada la Constitución de la Republica –la más longeva
de la historia de Honduras—siendo firmada por José Efraín Bu Girón, Presidente;
Marco Tulio Castillo, Secretario: Juan Pablo Urrutia, Secretario y sancionada,
es mismo día, por Policarpo Paz García, Presidente Constitucional de la
Republica. Desde esa fecha, la Constitución de 1982, ha sido objeto de múltiples
reformas, con la excepción de los artículos pétreos que se mantienen intactos.
En el 2009, Manuel Zelaya Rosales, Presidente liberal, pretendió eliminarla,
diciendo que había que cambiarla, porque había sido violado infinitas veces. Su
intento concluyó con su salida, el 28 de junio del 2009, del Poder Ejecutivo,
por una iniciativa de la Fiscalía General de la Republica y decidida por la
Corte Suprema de Justicia. Las Fuerzas Armadas ejecutaron la acción y
extralimitándose bajo el argumento del mal menor, lo expulsaron del país, hacia
Costa Rica en horas de la mañana de ese último día.
III.
De conformidad a la Constitución
de 1982, el 27 de enero – cada cuatro años – han jurado respetar, ejecutar y
defender la constitución de la Republica, los siguientes titulares del Poder
Ejecutivo: Roberto Suazo Córdova – que pretendió ampliar en dos años su periodo
constitucional de 4--, José Azcona del Hoyo, Rafael Leonardo Callejas Romero,
Carlos Roberto Reina, Carlos Roberto Flores, Ricardo Maduro Joest, Manuel
Zelaya Rosales, Roberto Micheletti Bain, Porfirio Lobo Sosa, Juan Orlando Hernández
Alvarado (primer periodo legal) y el primero que logra, en un clima de severa
inestabilidad, reelegirse ilegalmente. Todos civiles. Todos graduados
universitarios, con la excepción de Zelaya que no concluyo siquiera un año
completo en la UNAH en donde se matriculo en ingeniería y Roberto Micheletti
que nunca ingreso a ninguna universidad. Cinco graduados en el exterior (Suazo Córdova,
en Guatemala, Callejas, Carlos Flores, Ricardo Maduro, Estados Unidos y
Porfirio Lobo Sosa en la Unión Soviética y los Estados Unidos) y tres en la
Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Un médico, dos ingenieros, dos
economistas, dos abogados, un bachiller en ciencias y letras y un
transportista. La elite superior de Honduras, ha sido formada en el exterior.
El papel de la UNAH, ha sido y sigue siendo, discreto y distante con la
política como ciencia y arte. No tiene una carrera de Ciencias Políticas.
IV.
V.
A más de 200 años de la ruptura
de la República Federal de Centroamérica, han sido múltiples los esfuerzos por
reconstruir la patria disgregada por los localismos regionales, las egolatrías
de los gobernantes, las enemistades y desacuerdos entre ellos. Los intentos han
sido varios desde 1839, fecha de la ruptura del pacto federal, del que Honduras
fue el primer país en separarse. Gobernaba el estado hondureño, Francisco
Ferrera, extraño y singular personaje que fue subordinado, amigo y admirador de
Morazán, para al final, convertirse en su más fiero enemigo y visceral
detractor. Desde el uso de las armas, hasta las negociaciones diplomáticas. En
dos ocasiones, jurídicamente se restableció la ansiada unión. Sin embargo,
todas fracasaron. A casi dos siglos, la declaración que aparecía en las
constituciones que eran estados separados y que alguna vez volveríamos a ser la
nación grande que imaginara Morazán y otros patriotas, este año 2021, como
nunca antes, nos encontramos con gobernantes distanciados, que no se relacionan
telefónicamente siquiera (Bukele, Hernández y Ortega) que poco les interesa por
problemas de comprensión histórica, con es el caso de Carlos Alvarado de Costa
Rica, Giamanetty de Guatemala. Estados Unidos, al que con razón Alfredo Trejo
Castillo, en el prólogo del informe de Policarpo Bonilla, Presidente de
Honduras, sobre sus esfuerzos para crear la Republica Mayor de Centroamérica,
escribió que “hemos llegado a la conclusión de que la Unión de Centroamérica
solo se sostendrá con el apoyo de los Estados Unidos. Estamos a más de 60 años
de aquellos acontecimientos (escribía en 1961) y no ha habido en la práctica
nada, ni se vislumbra una verdadera esperanza, ni la habrá sin tal apoyo”. Si
viviera Trejo Castillo, se daría cuenta que Estados Unidos, más bien en los
últimos años, se ha dedicado a dividirnos más, al crear, para sus intereses
particulares, el Triángulo Norte, separando a Guatemala, Honduras y El Salvador
de, Nicaragua y Costa Rica, para parafraseando al lobo hablándole a Caperucita
Roja, para instrumentalizarnos mejor, ampliando sus fronteras hacia el sur del
continente, sin que los gobernantes se den cuenta siquiera. Y reaccionen, con
una política propia, conjunta y concertada para defender los intereses
Centroamericanos.
VI.
El 23 de enero de 1963, falleció
en Dani la mejor novelista que ha producido Honduras, Lucila Gamero de Medina.
Poco popular en su ciudad natal, su muerte no estremeció a sus convecinos como
se habría esperado. No era una figura popular como ocurre con los escritores en
las ciudades en donde el liderazgo político y social está en manos de
resentidos analfabetos. Incluso, por mezquindades religiosas, fruto de las
visiones sectarias de la época, fue enterrada fuera del Cementerio General de
aquella ciudad. Su tumba permaneció durante muchos años abandonada y solo fue
ligeramente remozada en la oportunidad en que nosotros presentamos en la Casa
de la Cultura de aquella ciudad oriental, un breve esbozo sobre la distinguida
autora.
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