Juan Ramón Martínez
Terencio Sierra |
I
El miércoles 1 de febrero de
1899, el general Terencio Sierra – que se hacía llamar ingeniero, aunque
Paulino Valladares escribió que, nunca mostro título alguno para
confirmarlo—asumió la Presidencia de la Republica. Fue el segundo mandatario de
la llamada Revolución Liberal, acaudillada por Policarpo Bonilla y apoyada, en
forma abierta, por las tropas de José Santos Zelaya, gobernante de Nicaragua.
En el acto de asunción del cargo, Policarpo Bonilla le entregó una copia de la
Constitución – llamada la “gloriosa”—comprometiéndole para que, en cuatro años más,
hiciera lo mismo con otro hondureño elegido por el pueblo. Sin embargo, al
finalizar su mandato, impuso a Arias en oposición a Manuel Bonilla, quien se levantó
en armas, en la llamada revolución de 1903. Sierra fue derrotado en la batalla
del Aceituno, departamento de Valle y abandonó el país, asilándose en
Nicaragua, desde donde en marzo de 1907, regresó para deponer de la presidencia
al general Manuel Bonilla. Es posiblemente el gobernante más emocionalmente
inestable, en la frontera de la locura, según lo dejo escrito Froilán Turcios.
II
El 3 de febrero de 1923 fue
consagrado como segundo arzobispo de Honduras, Monseñor Agustín Hombach. Nacido
en Alemania y miembro de la congragación de los “Paulinos”, había llegado al
país en 1911, para atender la dirección del Seminario Diocesano San José. Era
un recio intelectual, un teólogo de muchos brillos y en tal condición, libró en
los periódicos, varias polémicas sobre la existencia de Dios, la utilidad de la
Iglesia Católica y las relaciones entre ciencia y fe. Murió en octubre de 1933.
Gobernaba Honduras, para entonces, Tiburcio Carias Andino. Desde entonces hasta
1947, la dirección de la Iglesia Católica estuvo vacante, por la oposición de
Carias Andino que se nombrara a Monseñor Morales Roque – de familia liberal – y
porque el prefería a Monseñor Ernesto Fiallos, al que el Vaticano consideraba
muy débil.
III
El 4 de febrero de 1862,
Victoriano Castellanos, en su condición de vicepresidente a la muerte violenta
de José Santos Guardiola, ocurrida a manos de un miembro de su Guardia de
Honor. Castellanos, era un liberal – de los de entonces que muy poco tienen que
ver con los de ahora – que mantenía una firme amistad con Gerardo Barrios.
Cuando ocurrió la muerte de Guardiola, Castellanos se encontraba en Suchitoto,
El Salvador. Asumió el poder en Guarita, departamento de Gracias, mientras
Medina, después de haber fusilado a los implicados en el magnicidio, se hizo
nombrar Jefe del Estado, por traspaso que le hiciera el Senador Montes.
Castellano que no conocía las intenciones de Medina, después de nombrar como
ministro general a Carlos Madrid, “se trasladó a Santa Rosa de Copan, donde reunió
ambas cámaras bajo la presidencia del senador José María Medina y propicio
algunas reformas legales” (Víctor Cáceres Lara, Efemérides Nacionales, Tomo II,
página 49).
IV
El 16 de febrero de 1965, “se
efectuaron elecciones para diputados a la Asamblea Nacional Constituyente”.
Estaba en camino el proceso de constitucionalización del régimen de facto
encabezado por Osvaldo López Arellano que el 3 de octubre de 1963, había desalojado
violentamente de la titularidad del ejecutivo a Ramón Villeda Morales. Según
Correo del Norte, periódico semi oficial que se editaba en San Pedro Sula, en
su edición del 18 de febrero informó que “más de medio millón de electores,
depositaron sus votos, lo que nos indica que no hubo temor en el pueblo por
concurrir a las urnas”. Según el mismo periódico, citado por Alexis Oliva en
Gobernantes Hondureños, Siglos XIX y XX, pagina 84, los resultados fueron los
siguientes: Partido Nacional, 328.412 votos; Partido Liberal 267. 808 votos. De
acuerdo al Correo del Norte, de fecha 19 de febrero, el Partido Nacional logro
36 diputados y el Partido Liberal 29”.
V
Según Mayes Huete, “En el mismo
año de 1818, don Isidro Bosques, escribano del Ayuntamiento de Santiago
Laiguala, del Partido de Gracias, pidió al subdelegado de Gracias, del fondo de
comunidades, 500 pesos para establecer una Escuela de Primeras Letras, en
virtud del Real Despacho que manda… ”que en todos los pueblos debe haber
Escuelas de Primeras Letras, para la buena crianza de los niños”. En
Tegucigalpa, sigue diciendo el autor citado “el Ayuntamiento hizo gestiones
para fundar Escuelas de Primeras Letras, el 19 de diciembre de 1817; y como no
tuvo resultado esta gestión, el Ayuntamiento, en vista de los escases de
fondos, suplió su falta, pues los vecinos voluntariamente, contribuyeron con
una suscripción, logrando abrir la Escuela de Primeras Letras, el día 4 de mayo
de 1821. Se nombró maestro de ella a don Manuel Aqueche, con la dotación de
quince pesos mensuales. Los miembros del tan importante Ayuntamiento eran:
Esteban Guardiola, Felipe Santiago Reyes, Mariano Urmeneta, Francisco Juárez,
Dionicio Gutiérrez, Manuel Ugarte, Eusebio Ruiz y Dionicio de Herrera”.
VI
El 7 de febrero de 1980, durante
el Gobierno de la Junta Militar (Paz García, Cruz y Rodríguez), “emisarios del
Presidente Carter de los Estados Unidos, entregaron un informe de derechos
humanos. El documento en líneas generales recoge los mismos antecedentes que
sobre Honduras fueron presentados al Congreso de los Estados Unidos, el año
anterior”.
VII
El 14 de febrero de 1980, informa
La Tribuna “más de mil 500 trabajadores de la Standard tomaron anoche la
decisión de irse a huelga general. El Presidente del Sindicato Unificado de
Trabajadores de la Standard Fruit Company (Sutrasfco) Mariano de Jesús
Gonzales, confirmo anoche a La Tribuna que a partir de hoy quedan paralizadas
todas las actividades de la trasnacional bananera, al determinar más de 6 mil
500 obreros y empleados, lanzarse a una huelga general por una serie de
violaciones que últimamente viene cometiendo la empresa, en perjuicio de los
trabajadores” (Alexis Oliva, página 208).
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