La reconocida antropóloga franco-estadunidense, Anne Chapman, quien dedicó gran parte de su vida al estudio de lencas y tolupanes en Honduras, labor que rubricó con dos libros fundamentales: Los hijos del copal y la candela y Los hijos de la muerte.
Chapman
se formó como antropóloga en México durante la década de los 40 y fue parte de
la primera generación de egresados de la Escuela Nacional de Antropología e
Historia (ENAH), donde tuvo como maestros, entre otros, a Paul Kirchhoff,
Miguel Covarrubias y Alfonso Villa Rojas.
En esa misma
época, los años 40 del siglo pasado, y junto con un equipo del entonces
Instituto Nacional Indigenista, abordó los problemas de salud de las
poblaciones nativas de la costa chapaneca.
Este compromiso
con la mejora de la calidad de vida de los indígenas americanos fue una
constante en su trayectoria, inclusive cuando denunció a fines de los 50, las
condiciones de marginalidad de los tolupanes en Honduras (personas en las
fotos).
Al explicar su interés en los grupos étnicos de Honduras, Chapman señalaba que:
“Me parecía que
la mayoría de los etnólogos de acá se concentraban en los EE. UU., México,
Guatemala y Brasil. Así que me interesó hacer un trabajo en Honduras, en
particular a través del estudio del grupo de los lencas y los problemas de la
frontera sur de Mesoamérica”.
Además de la
obra escrita, Chapman dejó como legado varios documentales que fueron
premiados, fotografías y discos compactos que recuperan los rostros, así como
los rezos, cantos, mitos y otros géneros de la tradición oral de las etnias que
estudió.
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