Mayra Falck (*)
Hoy, después de varias semanas de teletrabajo en una
dinámica 24/7, me senté después de almorzar a ver los múltiples detalles y
recuerdos que alberga nuestro hogar, imágenes de ángeles, un árbol de la vida,
recuerdos de amigos desde los años ochenta hasta la fecha y ese colorido que me
encanta de colores vivos e intensos que transmiten esperanza y dinamismo. En
ese maravilloso espacio, escondido en un lugarcito, un juguetero en forma de
edificio alberga muchas miniaturas, e inmediatamente eso me conectó con el
trabajo, y a su vez con la necesidad de pensar ¿Que será del sistema financiero
para poder reactivar la economía?, y aquí me permito detallar un conjunto de ideas,
tal vez desordenadas, pero escritas con reflexión.
En primer lugar, todos los documentos que he visto
sobre la crisis enfatizan lo sanitario y lo económico, y dentro de lo económico
hay tres temas que son prioridad para lo que los economistas llamamos las
empresas y los hogares. Esos temas son: (i) lograr solvencia durante la crisis
y en la reactivación, (ii) tener acceso a financiamiento, y (iii) poder
integrarse al mercado ya sea de trabajo o para la venta de productos y
servicios. Un gran amigo en una conversación me dijo que la empresa que él
dirige sigue trabajando y varios productores de diversas zonas del país me han
mandado imágenes y videos diciendo que no han parado; pero también en los
diversos chats y redes circulan mensajes de desesperanza y allí nos encontramos
con la necesidad de la unidad para salir de la crisis, y como dice Margarita
Pasos, necesitamos tomar una “dieta mental” para identificar lo positivo.
Pensando en el sistema financiero, integrado por
diversos tipos de instituciones, se me vienen a la mente cosas para
reinventarnos, para lograr eficiencia, potenciar la reactivación, y medir con
rectitud y balance los riesgos en la colocación de fondos. En primera instancia
me parece que el sector financiero que como dije, incluye muchos tipos de
instituciones, deberá encontrar formas creativas de atender al público,
recordando que en Honduras hay zonas rurales distantes. Además de eso, es
importante que las instituciones tengan ahora más que nunca buenos mecanismos
para medir su riesgo, porque de ello depende su sobrevivencia. Un factor que en
mi percepción es vital depende de la forma en que podamos lograr que las
empresas y los hogares tengan acceso a crédito con adecuado seguimiento, pues
en épocas como éstas a veces los recursos se desvían hacia otras necesidades y
por ello se cae en una categoría que después nos cuesta poner en orden.
Posiblemente no todos los que lean esto concuerden en
algo que voy a plantear, el sistema financiero debe volverse más humano, más
cercano a la gente, más comprensivo para ayudar no solamente calculando costos,
sino viendo a la persona como un ser humano en medio de una crisis; será
difícil recobrar un factor que es clave en el crédito: la confianza.
Finalmente, implementemos o no mecanismos mejores en
las plataformas de servicios, app, etc. el camino al éxito es el buen suceso de
los clientes, sin ello por más inversiones que se hagan tendremos siempre un
gran reto en la cobranza. Para ello la confianza acompañada con una magnífica
moral de pago hacen la pareja perfecta para lograr desarrollar Honduras, como
decía mi padre, Don Emil, “juntos podemos lograr de Honduras: un mañana sin
pobreza” con un sector productivo fortalecido.
No estoy segura si este escrito se publicará, pero sí
estoy convencida que la vida me ha dado la capacidad de usar las letras para
transmitir lo que pienso. Y hoy, desde este rincón que es mi hogar, llena de
alegría por la vida y sus regalos, he escrito esto como un regalo en tiempos de
COVID.
(*) Destacada economista. Actualmente es Presidenta de
BAHNPROVI.
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