LUIS ZAVALA
Conocí
al Doctor Alfonso Lacayo Sánchez en el ambiente del Partido Liberal y
propiamente en la corriente política de la ALIPO. Después pasamos al M-LIDER
que fundó Jorge Arturo Reina. El M-LIDER fue una necesidad porque en aquel
tiempo, los Rosenthal o más bien Don Jaime Rosenthal Oliva, (QDDG) no aceptaba
a Jorge Arturo Reina en la ALIPO porque lo consideraban de Izquierda y muy
peligroso para los intereses de ellos. Aceptaban a Carlos Roberto Reina sin
Jorge Arturo.
El Doctor Alfonso Lacayo Sánchez, era un Garífuna convencido que había que luchar en contra del racismo no importa de donde venga y por tener una identidad de la que sentirse orgulloso con todos sus elementos. Decía que ningún Garífuna o negro debe avergonzarse de su color ni de hablar su lengua. Que un Garífuna sin saber su lengua no podía entender bien a su gente. Mire Luis –me decía- la lengua nos identifica y tenemos que conservarla y promoverla…
Recuerdo que fue Carlos García (QDDG) quien me introdujo a la ALIPO. Personalmente no creía y aun no creo que los partidos tradicionales resuelvan los problemas de Honduras. Participé porque la ALIPO se presentaba con un proyecto de desarrollo de país. Con el M-LIDER me entusiasmé por Jorge Arturo Reina a pesar que en la Universidad no milité en el FRU al que pertenecía él.
En ese ambiente me encontré con Baldemar Alvarado y Héctor Acosta Romero más conocido como Choquio y gran amigo de Jorge Arturo Reina. Tanto Baldemar como Choquio dirigían las actividades y nos agrupábamos de alguna manera con ellos. Resulta que las reuniones se hacían en la casa del Doctor Alfonso Lacayo Sánchez amigo entrañable de Jorge Arturo Reina.
En ese tiempo, siendo yo, un joven rebelde y sin mucho protocolo o sin ningún protocolo llegaba de visita a cualquier casa de amigo o correligionario sin anunciarme y a cualquier hora. Una vez llegue de visita a la casa del Doctor Alfonso Lacayo Sánchez a la hora de almuerzo. Confieso que no llevaba intenciones que me invitaran, pero lo hicieron. En ese almuerzo estaba su esposa, creo que su hija Indira y su hijo Lenin. Luego el Doctor narró parte de su vida y dijo: “cuando Salí de sexto grado me fui para los campos bananeros, a Palo Verde, donde un familiar. Estuve allí por muchos meses y pensando siempre en mi futuro. Cuando las clases del próximo año se acercaban, decidí que me iba a estudiar a Tegucigalpa. Fue así que un día sábado, día de pago en las bananeras, Salí a pedir contribución para irme a estudiar… los trabajadores me apoyaron dándome cincuenta centavos, veinte centavos, un lempira y a veces dos. Hubo un trabajador que se compadeció más de mi situación y me dio cinco lempiras. Una contribución enorme, casi la mitad de su sueldo de la semana en aquella época…Todas las contribuciones fortalecieron mi viaje, pero la de cinco lempiras fue inolvidable. Era única. Me grabé el rostro de esa persona para siempre. En Tegucigalpa conseguí trabajo de limpieza y conserje en un instituto de segunda enseñanza donde estudiaba Jorge Arturo Reina. La dirección del colegio decidió matricularme, graduándome en ese colegio y afianzando la amistad con Jorge Arturo Reina que ha perdurado por siempre. En la universidad participé en las luchas estudiantiles a nivel de dirigente junto a mi amigo Jorge Arturo Reina y al final logré graduarme de Doctor en medicina General… En La Ceiba abrí una clínica particular y entre tantos pacientes llego uno que reconocí de inmediato, era de los campos bananeros. Traía una enfermedad coronaria que después de varias visitas logre curarlo. En todo el proceso él me quería pagar y siempre le dije que al final arreglaríamos cuentas que no se preocupara por eso. En su última visita le explique al señor dándole la buena noticia que su salud había sido restablecida. Se llenó de alegría y de inmediato me dijo: “¿cuánto le debo Doctor?” aproveché el momento y le dije: “usted no me debe nada amigo, yo soy el que le debo a usted. ¿Se acuerda de aquel muchacho que pidió ayuda para irse a estudiar a Tegucigalpa? soy yo que me hice médico y gracias a usted que me dio cinco lempiras. Cinco lempiras valiosos que no tengo forma de agradecerle. Esta clínica está para usted cuando quiera. Siempre me dará mucho gusto atenderlo…Dijo el Doctor Lacayo que aquel hombre con los ojos humedecidos por la emoción, le agradeció infinitamente…
Siempre
que me acuerdo de esta historia me emociono y vale la pena reflexionar sobre
ella y actuar solidariamente… Grande El Doctor Alfonso Lacayo Sánchez. Tengo
otras anécdotas que oportunamente compartiré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario