Juan
Ramon Martínez
I
“En la ciudad
de Intibucá, gemela de la Esperanza, falleció el 5 de agosto, a la edad de 115
años, el anciano ciudadano, don Pedro Alcántara, un soldado que acompaño en sus
denodadas campañas al Gral. Don Francisco Morazán por alcanzar la unidad
centroamericana. El veterano de las guerras morazánicas, señor Alcántara, al
fallecer en 1915, deja alrededor de 2015 descendientes que llevan con orgullo
en sus venas la sangre de aquel testigo de las preocupaciones del Mártir de la
Unión ( El Cronista, número 83 de 1915) La mayoría de los soldados de Morazán,
son inicialmente hondureños, hasta que se produje la ruptura con Francisco
Ferrera. A partir de allí, los mayores seguidores de Morazán fueron
salvadoreños. Y en menos proporción de Texiguat, Alubaren, Reitoca y otros
lugares de Honduras. Por eso lega sus restos al pueblo salvadoreño. La primera
estatua que hubo suya, fue instalada en Amapala, donada por los salvadoreños.
En Tegucigalpa se instaló la primera en 1883 y en el departamento de Francisco Morazán,
fue creado por Tiburcio Carias Andino en 1935, --93 años después de su muerte,
ocurrida el 15 de septiembre de 1842, en San José de Costa Rica--, país del
cual era presidente de los “ticos”.
II
Después del golpe de estado ocurrido en 1904, el primero en la historia del país y en el que el presidente Manuel Bonilla, disolvió el Congreso Nacional y envió a gran parte de los diputados liberales, a la Penitenciaria Central, el 2 de septiembre de ese mismo año. “la Asamblea Constituyente emitió una nueva Constitución Política de la Republica de Honduras.
El 1 de marzo de 1906, el general Manuel
Bonilla presto promesa de ley, para ejercer la presidencia, durante 6 años que
terminarían el 1 de febrero de 1912 (Víctor Cáceres Lara, Gobernantes de
Honduras en el Siglo XX). Sin embargo, los liberales hondureños, apoyados por José
Santos Zelaya invadieron Honduras el 28 de diciembre de 1907. El 25 de marzo de
1907, encabezados por Dionicio Gutiérrez entraron triunfantes a Tegucigalpa.
Después de la batalla de Namasigüe, librada días antes – con el mayor número de
víctimas que se recuerde; más de 1.000 en menos de una semana de guerra, entre
ellas el coronel Pilar Martínez – en que Nicaragua derroto a Honduras y El
Salvador, que estaba aliados para repeler la invasión, Bonilla vía Amapala, abandono
el poder el que, recuperaría algunos años después. En la batalla de Maraita --
que ganaron los liberales--, pereció el único ministro de defensa que ha muerto
en combate en la historia de Honduras, el abogado Sotero Barahona. En la
batalla de Lizapa, según Evelio Inestroza, combatieron al lado del gobierno de
Bonilla, “los cadetes de la Escuela Militar que dirigía el coronel chileno Luis
Segundo Oyarzun, entre los que se encontraban Luis Melara, José L. Urbizo Vega,
José Inocente Triminio, Vicente Tosta Carrasco, Abel Villacorta, Filiberto
Flores Canales, Pedro C Gonzales y Roque Jacinto Peres”.
III
Gregorio
Ferrera, levantisco, nervioso e inestable, se insurrecciono por última vez en
armas en contra del gobierno constitucional de su propio partido, Vicente Mejía
Colindres en 1931. Derrotado en el Jaral, se refugió en la zona conocida como
Bañaderos, municipio de Villanueva, en las cercanías de SPS. Enfermo, envió a
un joven a esta ciudad en búsqueda de medicamentos. Enterados los
perseguidores, buscaron a un hombre para que lo batiera y pusiera fin a su
vida. El escogido fue el coronel Ramon Ballesteros, “un hombre de mediana
estura – dice Evelio Inestroza, citando, al periódico El Ciudadano de 8 de
julio de 1934 – quien en el gobierno de Paz Barahona desempeño el cargo de Jefe
de Policía Montada de Tegucigalpa. Era nacionalista reconocido. El comandante Inestroza
pensó en Ballesteros y lo mando a llamar para combatir y a Ferrera después de
ser derrotado. Ballesteros acepto”. El 26 de junio de 1931, “cerca del cerro El
Ocotal y la quebrada de Cuzuco, --sigue diciendo Inestroza--, Ferrera fue
asesinado por tropas gobiernistas al mando del coronel Ballesteros, cuando se
encontraba oculto, enfermo de gravedad y desarmado”. Se encontraba acompañado
por el doctor Humberto Rivas, Filadelfo López, Lorenzo Villegas, Carlos Melgar
y Héctor Muñoz”. Ballesteros, posteriormente se estableció como mayorista en el
Mercado Colon de Tegucigalpa, haciendo vida marital con Teresa Mata. De esta
relación, según Mario Hernán Ramírez, nació Ramon Mata Ballesteros el que,
desde muy niño, fue capturado por Ramírez y remitido varias a la PC, por el
delito de carterista. Ramírez era entonces en el gobierno de Villeda Morales,
detective, bajo la dirección de Agripino Flores Aguilar, responsable de la
sección de investigación de la Guardia Civil. Refiere Ramírez que, en una
mañana, en la Calle Real, durante el gobierno de Azcona, mientras camina
tranquilamente hacia el Puente Mallol, un carro muy elegante, con guardas
espaldas, se detuvo bruscamente a su lado. Me asuste Moncho, me dijo MHR. Se
abrió la ventanilla del vehículo y un hombre conocido por todos, Ramon Mata
Ballesteros, me saludo. Repuesto del susto, le respondí y él me dijo: le quiero
agradecer las veces que cuando era niño me capturo, y me envió a la PC”.
“gracias a eso enrumbe mi vida”. Un tiempo después, Mata Ballesteros fue
entregado a las autoridades de los Estados Unidos, desde cuando guarda prisión,
en una cárcel de alta seguridad.
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