Un espacio de opinión crítica y constructiva sobre temas de interés nacional con un enfoque objetivo sin exclusión ni prejuicios de clases sociales, políticas, sexo o religión.

Juan Ramón Martínez

GOTAS DEL SABER (14)

Juan Ramón Martínez

I

El 13 de octubre de 1963, aunque el pueblo hondureño había sido convocado a elecciones generales, estas no se pudieron realizar. Diez días antes, Osvaldo López Arellano, depuso al presidente constitucional Ramón Villeda Morales. El 28 de septiembre anterior, en El Espino, frontera con Nicaragua, el general López Arellano negó enfáticamente, ante preguntas de los periodistas extranjeros, que tuviera intención alguna de irrespetar la ley y atentar en contra de la soberanía popular. Ese mismo día, los militares dominicanos sacaron del poder a Juan Bosh. El Cronista, en su sección “El decir del Minuto”, publico: “ahora seguís bosh Pajarito”. Los candidatos de esas elecciones frustradas fueron Ramón Ernesto Cruz por el Partido Nacional y Modesto Rodas Alvarado por el Partido Liberal. Según los indicios y el entusiasmo de los liberales, era segura la victoria de Rodas Alvarado. El golpe militar en contra del estado de derecho, tuvo como objetivo impedir que este llegara al poder y dejara sin empleo a López Arellano que, se había acostumbrado a los beneficios del presupuesto. O, que por medio de la Guardia Civil, destruir a las Fuerzas Armadas. El arquitecto Mario Gonzales, me recuerda la canción más popular de Rodas Alvarado, una canción mejicana plagiada, del charro Avitia, con música de “Rosita Alvirez, que decía en algunas de sus estrofas: “El día 13 de octubre/ día de las elecciones/ ustedes verán colochos/ como se pegan botones/…. Mi pueblo es bien liberal/ mi pueblo es bien colorado/ y el presidente de Honduras/ será Rodas Alvarado”. Parodiando a Vargas Llosa, en su novela “Conversaciones en La Catedral”, en que le preguntan a Zavalita “cuando se jodió el Perú”, podemos decir que posiblemente, la fecha en que tal cosa le ocurrió a Honduras, fue el tres de octubre, --natalicio de Francisco Morazán--, ce 1963, a las tres de la madrugada.

II

El 21 de octubre de 1962, “se comentó”, escribe Alexis Oliva (Gobernantes hondureños, siglos XIX y XX, tomo II, página 284) “que Cuba podría ser invitada a una reunión promovida por Honduras, a una Cumbre de Centroamérica y el Caribe”. Gobernaba el país el medico paceño Roberto Suazo Córdoba y su canciller era Edgardo Paz Barnica. Para entonces, Honduras todavía hacia proposiciones, medio disparatadas, y convocaba a diversas iniciativas internacionales. Posiblemente, impulsada por el deseo de disimular su entrega incondicional a la política exterior que Estados Unidos realizaba en contra de la revolución sandinista y que usaba a Honduras como un verdadero portaviones para sus operaciones militares. Honduras no tenía relaciones con Cuba, que las había roto en 1962, cumpliendo el mandato de la Asamblea General de la OEA que la expulso de su seno. Por supuesto, la Cancillería cubana, ni siquiera le contesto a Paz Barnice. El día anterior, “Honduras comunico oficialmente a Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador y los Estados Unidos de Norteamérica, su firme determinación de promover, para dentro de los próximos días, una reunión cumbre de Jefes de Estado de Centroamérica y el Caribe, para analizar al más alto nivel la convulsa situación de la región”. 

III

El General Manuel Bonilla, el líder de los “manuelistas” liberales depuesto por los liberales “policarpistas” con el apoyo de José Santos Zelaya en el año 1907, regreso al poder cuatro años después. Previamente habían ocurrido diferentes acciones militares en la Costa Norte especialmente. Los bandos en controversia, iniciaron – bajo la dirección e imperio de los Estados Unidos—negociaciones a bordo del buque estadounidense Tacoma, anclado en la Bahía de Puerto Cortes. Como fruto de las negociaciones salió de las mismas como presidente provisional, el doctor Francisco Bertrand, “quien al asumir el mando supremo de la nación el 28 de marzo de 1911, dirigió un manifiesto al pueblo hondureño diciendo: “Por primera vez en nuestra historia, se pone fin a una guerra civil por medio de una conferencia de Paz” (Lucas Paredes, Drama Político de Honduras, página 247). No vivió suficiente, para darse cuenta que estaba equivocado. Que los políticos hondureños. empistolados entonces y estudiados después, enfrentarían nuevos conflictos, algunos de los cuales, desembocarían en guerras civiles y a las que se les pondría fin, mediante negociaciones, con los Estados Unidos como mediador. Y el mismo, cuando intento seguir gobernando por medio de su concuño Nazario Soriano, abandonaría el poder por exigencias del Ministro de los Estados Unidos en Tegucigalpa, Sambola Jones, que lo insto y al final, le ordeno que renunciara al poder. mientras el país vivía la guerra civil de 1919 – inicio del bipartidismo político en Honduras--  y en la que los liberales, encabezados por Rafael López Gutiérrez y apoyado militarme por su entonces correligionario Tiburcio Carias Andino, en 1924 irían, otra vez, al campo de batalla aunque para entonces este último, es el caudillo nacionalista que funda el Partido Nacional y lo consolida mediante las acciones militares de aquella que fue la revuelta militar que más muertos le ha dado al país, después de la batalla de Namasigüe, Choluteca en marzo de 1907. Otra vez, en 1924, Estados Unidos actúa como negociador y las partes en conflicto nombran como Presidente Provisional al General Vicente Tosta Carrasco. 


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Sobre el autor

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Olanchito, Yoro, 1941. Realizó estudios de profesorado en Ciencias Sociales en la Escuela Superior del Profesorado y es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Divulgador cultural y periodista de oficio, Juan Ramón Martínez Bardales es columnista del diario La Tribuna desde 1976, medio en el que también coordina los suplementos Tribuna cultural y Anales históricos. Además, mantiene una columna en La Prensa de San Pedro Sula y una semanal en la revista Hablemos Claro.