Juan Ramon Martínez
I
El miércoles 15 de agosto de 1990, un
grupo de guerrilleros, -- infiltrados por las Fuerzas Armadas – asaltó la agencia
de BANCASA de la Escuela Agrícola Panamericana. Aunque estaba programado para
las 10:05 am, por nerviosismo, lo adelantaron a las 9:45 am. La policía y el ejército
enterado que se iba ejecutar el acto delictivo, enfrentó a los asaltantes. Eran
10 los asaltantes. Se produjo un sangriento enfrentamiento que dejo un civil, 9
“guerrilleros” (llamados así por Rolando Canizales Vigil y confirmados por
fuentes policiales) muertos, cinco agentes de seguridad y un miembro de las
Fuerzas Especiales. 15 muertos. Este último, el mayor Banegas Vélez, estaba
posiblemente en el área, supuestamente supervisando o curioseando. De los 10
guerrilleros, sobrevivió el infiltrado de la Policía. Con tales resultados, fue
considerado por los medios de comunicación social y por los observadores, como
“el más sangriento asalto bancario en la historia de Honduras (Diario Tiempo,
16 de agosto de 1990). La operación ha quedado para la historia, atribuida a
una acción político militar ejecutada por el MPL-C (Movimiento Popular de Liberación,
Cinchoneros) que, a partir del fracaso de la misma, inicio una etapa de
descomposición que “tendría como efecto la sucesión de hechos calificados por
el entrevistado (German Meraz) como vergonzosos, que dejaron mal parado al
MPL-C ante la población hondureña”. Dice Rolando Canizales que, las rencillas
personales entre los dirigentes adquirieron tintes extremadamente violentos.
Muestra de ello es que el 26 de mayo de 1991, Roger Eludin Gutiérrez Rosales,
uno de los dirigentes del MPL-C es tiroteado y gravemente herido en San Pedro
Sula por guerrilleros, supuestamente pertenecientes a una facción contraria del
MPL-C. Gutiérrez había regresado del exilio (en Cuba) y había aceptado las
condiciones de paz impuestas por el gobierno de Callejas”. Canizales se
equivoca al aceptar la opinión de Mario Berrios. No hubo tal imposición, sino
que aplicación de los “Acuerdos de Esquipulas”, en favor de la paz de Centroamérica.
Roger Eludin Gutiérrez Rosales, nacido en Olanchito Yoro, murió víctima de un cáncer,
el 11 de noviembre recién pasado, en Mérida, Venezuela, en donde residía,
exiliado, desde hacía muchos años.
II
El 10 de enero de 1983 la Asociación
para el Progreso de Honduras (APROH) obtuvo su personería jurídica. Es
considerada la logia corporativa más importante de la historia de Honduras. Los
miembros directivos de esta organización eran el Jefe de las Fuerzas Armadas,
General Gustavo Álvarez Martínez (Presidente), el empresario Miguel Facusse
Barjun, (vicepresidente) abogado Osvaldo Ramos Soto (Secretario), Bernard
Casanova (Tesorero), el empresario de las comunicaciones José Rafael Ferrari (presidente
de divisiones), Paul Vinelli, Secretario de Finanzas, Rafael Leonardo Callejas
(desarrollo económico) Osman Maduro (asuntos educativos) y los vocales Roy
Smith, Emin Abufele, Rafael Valle, Francisco Guerrero, Marcial Solís, Andrés Víctor
Artiles, Matilde Manueles, Juan Marinakys, Aquiles Izaguirre, Eduardo Aragón,
Armando Erazo, Emilio Larach, Armando Fuentes, Ángel Martínez Reyes, Rafael
Cruz López, Israel Rodríguez y Adán Benites. “Fue un organismo que estaba
encima del estado y de todo control democrático, elaboraba propuestas de nuevas
leyes y recomendaciones en materia de política exterior” (Steven Dudley, Elites
y Crimen Organizado en Honduras). Con la caída de Álvarez Martínez de su cargo
de jefe de las Fuerzas Armadas, APROH se murió de inanición, al grado que,
posiblemente su creación legal sigue vigente, porque a nadie se le ocurrió
disolverla y liquidarla. Por pena, desidia u oportunismo.
III
En vista de los acontecimientos
ocurridos en San Salvador el 5 de noviembre de 1811, el 13 y el 26 de diciembre
de 1811, “se verifico una sublevación semejante en la ciudad de León, villa de
Nicaragua y otros pueblos de la provincia del mismo nombre, pero quedo reducida
como la de San Salvador, a algunos tumultos populares y a la deposición del
Intendente, que lo era entonces el brigadier don José Salvador. Las
insurrecciones de San Salvador y León impulsaron la de Granada, que es una de
las ciudades más considerables de esta última provincia. El 22 de diciembre del
mismo año, el pueblo granadino, reunido en las casas consistoriales, pidió
enérgicamente la deposición de todos los empleados españoles; intimidados estos
hicieron sus renuncias y emigraron a Masaya. El 8 de enero del siguiente año,
los granadinos se apoderaron por sorpresa del fuerte de San Carlos y pusieron
presos a los jefes europeos. No por esto se mantuvieron disidentes de su
capital, antes bien reconocieron a la Junta Gubernativa que allí se instaló
después que se sosegaron los tumultos populares; y aun determinaron mandar dos
diputados que los representara en la misma Junta, así mismo reconocieron, como
gobernador intendente, al obispo Fray Nicolás García Jerez, a quien obedecieron
en todo, menos en aquellas medidas en que creyeron encontrar tendencia a
favorecer a los empleados españoles. Este fue el origen de la guerra que se le
hizo a Granada” (Alejandro Marure, Bosquejo Histórico de las revoluciones de Centroamérica,
Tomo I, página 92).
IV
El 4 de diciembre de 1972, 18 meses después
de haber dejado la titularidad del ejecutivo, Osvaldo López Arellano, Jefe de
las Fuerzas Armadas, derroco al presidente constitucional, Ramón Ernesto Cruz.
Según, Alexis Oliva, “la razón principal aludida por las Fuerzas Armadas para
el derrocamiento del abogado don Ramón Ernesto Cruz fue el fracaso del pacto
político promovido por el general López Arellano antes de la campaña de 1971.
Se trataba (el Pacto de Unidad, de los dos partidos políticos. Liberal y
Nacional, que repartieron el gobierno, para cogobernar) de un esfuerzo para
unificar al país por medio de un acuerdo para compartir el poder entre los dos
partidos políticos, los nacionalistas y los liberales. Pero pronto surgieron fricciones
entre los dos bandos después de tomar posesión el aboga Ramón Cruz, firmaron un
segundo acuerdo, detallando las obligaciones y privilegios de cada partido.
Cruz rechazo este segundo pacto y alego que no le comprometía legalmente. Otra
razón que aludieron las Fuerzas Armadas fue la situación caótica en que se
encargaba el país. Los rumores de golpe de estado aumentaron después la Convención
Especial del Partido Nacional el 25 de octubre en que se rehusaron a reconocer
en público el segundo acuerdo bipartito (el pactito, se le conoció
popularmente) y por lo tanto las noticias del golpe militar fueron recibidas con
sorpresa los hondureños” (Alexis Oliva, Gobernantes Hondureños, siglos XIX y
XX, págs., 142 y 143).
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