Juan Ramón Martínez
I
El 3 de
diciembre de 1957, en virtud de decreto del Congreso Nacional número 9, se
acordó crear “una condecoración, nos cuenta Alexis Oliva, que conmemore la
acción del 21 de octubre de 1956, como homenaje del pueblo hondureño a los
miembros de las Fuerzas Armadas que interpretando su sentir, dieron fin a la
dictadura. Dicha condecoración consistirá en Estrella de Oro y Estrella de
Plata. La estrella de oro estará enmarcada por un círculo del mismo metal y
penderá de una cinta con los colores nacionales. La estrella de Plata, sin el
circulo, penderá igualmente de una cinta azul y blanco. El presidente de la
Republica en nombre del pueblo hondureño y de la Asamblea impondrá dicha
condecoración a los jefes de las Fuerzas Armadas que se hicieran acreedores a
ellas; y a los jefes militares para que, en la misma forma, la impusieron a los
oficiales de sus respectivos cuerpos”. Alexis Oliva, págs. 63-64).
II
Gregorio
Ferrera, que se había insurreccionado en contra de su correligionario liberal
Vicente Mejía Colindres, levantando tropas en el ánimo de deponer su gobierno
por la fuerza de las armas, atacó el 30 de abril de 1931, a la ciudad de Santa
Rosa de Copan. El combate se inició a las 10:45 de la mañana. Los atacantes
estaban encabezados por Gregorio Ferrera, comandante en jefe y por los
generales Justo Umaña, Z. Pérez, Ladislao Santos, y los coroneles Domingo
Torres, Emilio C. Lorenzo, Edelmiro Isaula, Carlos F. Sanabria, Román Díaz, Elías
Cáceres Arce (que murió en el primer intercambio de disparos cuando intentaban
tomar el Cuartel, defendido por los liberales fieles a Mejía Colindres y otros más),
según refiera “Chalo” Luque en “Las Revoluciones en Honduras”. Como médico
estaba entre los atacantes, el doctor José Antonio Peraza. El cuartel estaba
defendido por el coronel Diego García que murió defendiendo al gobierno legítimo.
Ya “herido de bala en una pierna, Chalo Luque trato de salvarle la vida; pero un
enemigo personal suyo, los acribillo a tiros en mis brazos” recuerda Luque. El
saldo fue terrible. Unas 75 bajas entre muertos y heridos, “más de parte del
gobierno, pues los agarramos encerrados en el cuartel, murieron personas muy
importantes del lugar. Entre las personalidades estaba el gobernador político,
P.M. Cesar López Urquía, don Ernesto Fiallos”. Completan la lista de los
muertos, Antonio Nicario, Miguel Tabora, un hermano de Eusebio Orellana que era
Receptor de Cucuyagua, un Paulino, mozo de los Bueso”. Por parte de los
Ferreristas, el más importante fallecido en el ataque al cuartel, fue el
coronel Cáceres Arce. Un sacerdote dijo que esa noche del 30 de abril, había
sido “la más triste de toda la historia de la ciudad”,
III
En 1808,
ocurrieron en España, importantes acontecimientos que tuvieron efectos enormes
en las llamadas colonias americanas. Mayes h, escribe que “ Los acontecimientos
de la abdicación de Carlos V, en su hijo Fernando VII, (Aranjuez, 19 de marzo
de 1808) no se supieron en Guatemala sino hasta el 30 de junio de 1808, al
recibirse una nota del capitán General Don Antonio Gonzales, dirigida al Ayuntamiento
de la ciudad de Guatemala, en la que transcribe la abdicación del rey, la cual,
entre otras cosas dice: “Como los
achaques de que adolezco no me permiten soportar por más tiempo el grave peso
del Gobierno de mis Reinos, y me sea preciso para reparar mi salud y gozar en clima
más templado de la tranquilidad de la vida privada; he determinado abdicar mi
Corona en mi Heredero y mi caro hijo el Príncipe de Asturias. Por tanto, es mi
Real Voluntad que sea reconocido y obedecido como Rey y Señor Natural de todos
mis Reinos y Dominios, para que este mi Real Decreto de libre y espontánea
abdicación tenga exacto y debido cumplimiento lo comunico a quien corresponda.
Aranjuez, 18 de marzo de 1808” (Mayes h, página 23). El mismo autor, dice que
“Si sorpresa causo en Guatemala tal acontecimiento, mayor lo fue el de la
abdicación de Fernando VII en favor de Napoleón, Emperador de los franceses.
Las autoridades coloniales de Guatemala, en Junta General presidida por el Capitán
General Don Antonio Gonzales, y en virtud de un oficio reservadísimo del Virrey
de Nueva España, unánimemente declararon no reconocer los expresados actos por
violentos e ilegales, y acordaron renovar, como lo hicieron, el Juramento de
Fidelidad al Legitimo Soberano, es decir, Fernando VII y a las leyes
establecidas. Tan importante determinación se hizo en el Real Palacio del
Gobierno a 14 de agosto de 1808” (Guillermo Mayes h, página 23). Se había
creado la primera condición para lo que sería la independencia de México y de
la Capitanía General de Guatemala.
IV
En 1923, Rómulo
E. Durón publicó La Islas del Cisne, como “Informe Oficial” elevado al
conocimiento del Poder Ejecutivo, en virtud del decreto legislativo número 57,
del 23 de febrero de 1922. Cuarenta años después, las Islas del Cisne – que
actualmente poco interesan a los hondureños—constituía un grave problema para
el gobierno y los hondureños. Se trata decía entonces Francisco J. Durón, “de
hacer respetar la soberanía de Honduras sobre estas islas, ahora ocupadas por
los Estados Unidos”. Desde 1960, después del esfuerzo soberano de Honduras para
ejercer dominio sobre todo su territorio, “la prensa ha puntualizado el
problema dándole la importancia que se merece, y en particular el diario Correo
del Norte de San Pedro Sula, publicó el informe sobre las Islas del Cisne de Rómulo
E Durón.” Con ello, se le llamo la atención al gobierno que era un problema que
tenía que enfrentar. En cambio, Estados Unidos ejecutaba actos indebidos… en
flagrante violación de la jurisdicción territorial de la nación hondureña”.
Durante la guerra fría, Estados Unidos, opero allí una estación inalámbrica y
los trasmisores de una radio desde la cual, trasmitía emisiones en contra del
gobierno de Fidel Castro en Cuba. Posteriormente, USA devolvió las islas que,
nunca han sido visitadas por un gobernante hondureño alguno y que, nadie las
menciona en los periódicos. Para nada. Y solo sabemos que, hay actualmente un destacamento
de la marina hondureña y un pequeño grupo de pescadores que, de repente no
tienen, la mayoría, nacionalidad hondureña. Porque carecen de tarjeta de
identidad-
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