Juan Ramón Martínez
Solo lo vi una
vez. En Casa Presidencial. En 1991, en una rueda de prensa en que la que el
presidente Rafael Leonardo Callejas, me sentara a su lado y me lo presentara
diciéndome, “es tu paisano”. Nos estrechamos las manos y le pregunte: usted es
de Olanchito; si me respondió. Y Callejas agrego, hasta parece que, “fueran
parientes”. Reímos los tres. Adusto a la derecha de Callejas, Discua Elvir
frunció el ceño de forma natural. Roger Eludin Gutiérrez lucia joven, muy
joven. En ese tiempo todos los éramos. Pero pese a los evidentes maltratos de
la vida clandestina y el exilio lucia más joven que yo. Delgado. Muy delgado,
tocando peligrosamente la frontera de la desnutrición. La frente amplia, el
pelo crespo y el color de la piel similar al mío, mi hizo sentir una natural
simpatía por él. Vestía una guayabera que había sido blanca hacía muchos años. Era 14 años más joven que yo. A la derecha de
Callejas, en el Salón de los Espejos, Discua Elvir, Jefe de las Fuerzas Armadas
y a la izquierda del gobernante, el suscrito a la par de quien ese día supe que
se llamaba Roger Eludin Gutiérrez, y más allá, un dirigente que conocía de
nombre por su desempeño en las empresas campesinas de la costa norte y que solo
recuerdo su apellido: Rivera. Al frente, periodistas ansiosos por la noticia
que ex guerrilleros que habían venido de Cuba, se integraban a la legalidad, en
función de los acuerdos de Esquipulas, por medio del cual, se buscaba
reestablecer la paz en la región. Callejas explico que tenía el gusto de
presentar a un grupo de compatriotas que, hasta ese momento, habían escogido la
vía armada como la vía expedita para llegar al poder; pero que ahora, habían
decidido dejar las armas e incorporarse en la vía democrática. Repitió sus
nombres y le dio la palabra a Roger Eludin Gutiérrez que, con palabra fácil,
explico que eran miembros de los Cinchoneros y que, por ese acto, dejaban el
uso de las armas para buscar, por la vía electoral, la presidencia de la república.
Por el tono de la voz y la arrogancia con que se refería al tema de la
facilidad para llegar del poder, no tuve dudas que era mi paisano. Un “Olanchito”,
típico y natural. Arrogante, retador y propositivo. Siempre dispuesto a la
controversia. Y, a la discusión.
En las
preguntas, la mayoría de los periodistas – poco enterados de lo que se trataba
y menos de la lucha que en los ochenta había librado esta facción, escindida
del Partido Comunista de Honduras, escogieron la vía armada, cansados de
esperar las condiciones objetivas para el asalto al poder-- mostraron que
habían olvidado los hechos violentos que se han habían producido unos pocos
años antes en el país. Ninguno de los periodistas, recordó la toma de la Cámara
de Comercio de Cortes, durante el gobierno de Suazo Córdova y, en tiempos en
que, Gustavo Álvarez Martínez, era el responsable de la seguridad del país; ni
mucho menos el secuestro del avión de SAHSA, durante el que, Emín Abufele,
entre asustado y oportunista, obligado por los imperativos del “síndrome de Estocolmo--
le regalo una chumpa de cuero, a uno de los guerrilleros--secuestradores. Por
ello, las preguntas fueron bobas, sin sentido, y menos con fundamento. E
imprecisas por su falta de puntualidad. Según mis informantes. Gutiérrez
Rosales no participo en la toma de la Cámara de Comercio, por lo menos en el
primer círculo. Es posible que, lo haya hecho en los siguientes circulos que
desempeñaron tareas de apoyo y comunicación.
La apariencia
física de Roger Eludin Gutiérrez, no tenía nada que ver con la imagen del
guerrillero que nos habían trasmitido lo cubanos. Era de baja estatura, delgado
– casi parecía un hombre desnutrido – y humildemente vestido: un pantalón
bastante usado y una guayabera que ya había empezado a olvidar que, alguna vez,
fuera blanca. Es posible entonces que, los periodistas no hayan valorado la
importancia del personaje. Y las preguntas que le hicieron fueron muy
generales. Algunas bobas. Recuerdo una de ellas: “en que acciones militares han
participado ustedes”, le dijo un reportero. Roger Eludin Gutiérrez Rosales, le respondió
que habían participado en la eliminación incluso de un general de las Fuerzas
Armadas de Honduras. Inmediatamente, pensé en Álvarez Martínez y concluí que,
era una exageración, atribuirse un acto como aquel, excepto que quisieran poner
a prueba la lealtad y los nervios de Alonso Discua Elvir, Jefe de las Fuerzas
Armadas. O llamar la atención como líder de los Cinchoneros, a los cuales que,
para entonces, se les atribuían las dos acciones: el asalta a la sucursal
bancaria de El Zamorano y la muerte del general Álvarez Martínez. Los
periodistas, no le dieron importancia a la respuesta, de forma que nadie le repregunto
para que diera detalles sobre la operación que aun ahora, todavía no se sabe quién
la ejecuto. La ceremonia no duro una hora siquiera. Nos levantamos. Yo no me
despedí de Gutiérrez y menos de Rivera. Tenía muchas cosas que hacer en las
oficinas del Instituto Nacional Agrario en donde era su director. Un tiempo
después, el 26 de mayo de 1991, Roger Eludin Gutiérrez, “ uno de los dirigentes
del MPL—C es tiroteado y gravemente herido en San Pedro Sula por guerrilleros
supuestamente, pertenecientes a una facción contraria del MPL—C. Gutiérrez
había regresado ese año del exilio y había aceptado las condiciones de paz
impuestas por el gobierno de Rafael Leonardo Callejas” (Mario Berrios, Los
Comandantes, San Pedro Sula, Editorial Olanchito, 2005, páginas 210 y 213,
citado por Rolando Canizales Vigil, en El Fenómeno de los movimientos
guerrilleros en Honduras: El Caso del Movimiento Popular de Liberación
“Cinchoneros” (1980—1990). El regreso de Eludin Gutiérrez Rosales y sus
compañeros de Cuba, no fue como dice Berrios, la aceptación de las condiciones
impuestas por el gobierno de Callejas, sino que fruto de los Acuerdos de
Esquipulas, con los que se buscaba establecer la paz en la región. Gutiérrez
Rosales, para cuando se presenta en Casa Presidencial, es un hombre calificado
como valiente y decidido. Marvin Ponce que le conociera, mientras él se
manejaba como activista de la FESE – que estaba dominada por el Partido
Comunista, facción china--, lo recuerda con respeto y afecto, llamándolo “mi
comandante”, En el tono de la voz de Ponce, aprecio una inevitable admiración
por Gutiérrez.
Milagrosamente Gutiérrez
Rosales, sobrevivió a los disparos, porque quien acciono el arma, dirigió los
mismos al cuerpo y no a la cabeza, lo que hace suponer que era de baja estatura
el agresor, igual que la víctima. Según Marvin Ponce, del atentado de Gutiérrez
Rosales fueron responsables dos personas “Raulon” (¿) muerto en SPS hace más de
20 años y Diógenes Madariaga que, ejerce actualmente como abogado ante los
tribunales de San Pedro Sula”, concluyo Ponce, en una conversación privada.
Roger Eludin Gutiérrez,
nació en Olanchito el 6 de marzo de 1955. Su madre se llamaba Josefa Rosales,
maestra empírica que se desempeñaba como maestra rural en el municipio. Era una
educadora comprometida con las luchas estudiantiles. En la huelga que se
efectuara para lograr la oficialización del Instituto Francisco J. Mejía, se enfrentó
a los soldados --me recuerda telefónicamente el Ing., Neftaly Martínez, para
entonces presidente del Consejo estudiantil del mas antiguo colegio de
Olanchito – defendiendo la causa y apoyando a los jóvenes en sus reclamos. Su padre se llamaba Roger Gutiérrez, me sigue
diciendo el ingeniero Martínez “un hombre de baja estatura, complexión débil.
Usaba un sombrero alicaído” y por su manera de ser, ratificaba sus costumbres rurales
y ademanes suaves. Hablaba con voz baja, apenas audible y pocas veces se exacerbaba
o levantaba el tono. Era de pelo indio y tenía una dentadura irregular. Le
hacían falta uno que otro diente. No cuidaba su personalidad y vestía muy
pobremente”. “Creo, me escribió posteriormente, que era el padre de los dos
últimos hijos de la profesora Chepita (Nora y Roger Eludin), ambos de apellido Gutiérrez”.
En Olanchito residen hermanos suyos: Nilda. Remberto Doroteo (apodado
“llamarada Rosales”), periodista, --en un momento corresponsal de Canal 10 en Roatán,
Islas de la Bahía--, donde presumiblemente reside y la hermana menor de Roger
Eludin, Nora Gutiérrez, que contrajo nupcias con Carlos Meza y que, vive
actualmente en Olanchito.
Roger Eludin Gutiérrez,
curso estudios magisteriales en el Francisco J. Mejía. Se graduó de maestro en
1973. Se casó en primeras nupcias con su compañera de estudios Noemí Martínez y
con la cual tuvo 3 hijos: dos varones y una muchacha. Con ella, enfrentaron la
dureza de la clandestinidad y el miedo a la muerte, en una lucha desigual, a la
cual, en ningún momento el pueblo hondureño mostro simpatía singular. Un tiempo
después, ya en el exilio, se divorciaron. Ella reside en Dinamarca, casada en
segundas nupcias con otro exiliado hondureño. Después del atentado del que sobrevivió
milagrosamente, contra todos los pronósticos, Gutiérrez Rosales emigro a Venezuela,
-- entonces casado con Susana Escoto, hija del doctor Ezequiel Escoto Manzano
que, el 1 de julio de 1956, participo en el Asalto del Cuartel San Francisco,
contra el gobierno de Julio Lozano--, en donde se exilió. Allí, desarrollo una
exitosa carrera como educador y organizador de la juventud en el Estado de
Mirando, al servicio del PSUV, partido gobernante en aquel país, fundado por
Hugo Chávez. Tenía conocimientos magisteriales y varios cursos de organización
popular, recibidos en Honduras, cuando siendo miembro de la juventud comunista,
todavía creía que, para hacer la revolución, era necesario “crear las
condiciones objetivas”. Pero que empezaba a dudar que los dirigentes del PCH,
alargaban lo más posible, para de esa forma cumplir las órdenes de Moscú, en el
sentido de mantenerse quietos, sin crearle problemas a los gobiernos
hondureños. Cuando se separó del PCH y funda con otros compañeros el Partido
Comunista Marxista Leninista y se integró en el grupo Cinchoneros, cuya carta
de presentación fue la detonación de dos bombas propagandísticas en el Parque
la Libertad, era un joven bien formado, valiente, cauto y muy discreto. Y para
entonces había superado su afición estudiantil a las mujeres, recuerda uno de
sus compañeros de entonces en Olanchito.
Después del
atentado que fuera víctima en 1991, y una vez salido del hospital donde fue
atendido de sus heridas, salió nuevamente del país. Sin forma de confirmarlo, debió
regresar nuevamente a Cuba o a Dinamarca. Aquí, le acompaña su primera esposa,
de la que pasado algún tiempo se divorcia. Desde aquí, una vez que Chávez llega
al poder, se establece en la ciudad de Mérida en el Estado de Miranda, en donde
se incorpora como educador político y formador de cuadros comunitarios, para la
organización de las bases partidarias de la revolución venezolana. Por sus
conocimientos pedagógicos, su simpatía personal y sus experiencias político
militares, se ganó el aprecio de sus alumnos y promotores sociales. Víctima de
un cáncer, murió el 11 de noviembre en Mérida. Sus alumnos, amigos y
admiradores, emitieron sendos acuerdos de duelo y es velado en una sala
propiedad del partido gobernante de Venezuela. Amigos de Honduras, nos hicieron
llegar las fotografías de su velatorio. Le sobrevive su esposa Susana Escoto y
un hijo, cuyo nombre desconocemos.
Tegucigalpa, enero 23 del 2021
Funerales de Gutiérrez en la Ciudad de Mérida, Venezuela |
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