Un espacio de opinión crítica y constructiva sobre temas de interés nacional con un enfoque objetivo sin exclusión ni prejuicios de clases sociales, políticas, sexo o religión.

Juan Ramón Martínez

El Bicentenario y la Política Exterior de Honduras.

Ismael Zepeda Ordóñez


La suscripción en Managua del tratado Bryan- Chamorro entre Nicaragua y Estados Unidos en febrero de 1913, desencadenó una fuerte oposición en los pueblos de Centroamérica. La instalación de una base naval en el Pacifico y la construcción del canal interoceánico por el paso del rio San Juan, son las partes esenciales del tratado con una vigencia de casi un siglo. Las oscuras negociaciones del convenio despertaron sospechas en los medios de prensa de la región, y en Tegucigalpa El Cronista reprodujo esas sensaciones. Un sentimiento antiestadounidense recorrió como un reguero de pólvora la región. La formación de Ligas Patrióticas en las principales ciudades alentó un sentimiento antiimperialista y en las plazas los oradores pronunciaron discursos con un alto sentido de defensa de la raza latina y una continua denuncia de la intervención en los asuntos internos de los países centroamericanos. Los Estados de El Salvador y Costa Rica presentaron ante la Corte Centroamericana de Justicia demandas para declarar sin valor y efecto la suscripción del tratado, pese a la ratificación del tratado en Washington por Nicaragua y Estados Unidos el 5 de agosto de 1914. La Corte resolvió a favor de los Estados demandantes, y Honduras protestó porque El Salvador planteó un estado de comunidad de todas las costas e islas pertenecientes a Honduras, nombrando como agente confidencial al Dr. Manuel Delgado para un arreglo sobre esos extremos. La Corte ratificó que el tratado Bryan-Chamorro violaba el tratado de Paz y Amistad firmado en Washington el 20 de diciembre de 1907. El inicio de las hostilidades en Europa que dieron origen a la Primera Guerra mundial disminuyó la movilidad de la resistencia a la vigencia del tratado Bryan-Chamorro. La Liga de El Salvador contrató al abogado Policarpo Bonilla para que presentara en Washington iniciativas que condujeran a dejar sin vigencia el tratado. Esa representación es una muestra clara de la importancia de la lucha antiimperialista en Centroamérica. Varias organizaciones gremiales y mutualistas de América Central enviaron pronunciamientos al presidente Wilson expresando su oposición al tratado En 1917, el canciller Mariano Vásquez, graduado en la Escuela de Derecho de Occidente, ex juez de Letras de La Paz, escritor de temas jurídicos y diputado, candidato a vicepresidente en 1923; inicio una ofensiva diplomática bajo la figura del unionismo en los países centroamericanos. En Honduras las movilizaciones inspiradas en el movimiento unionista circularon por todo el país. El 17 de agosto de 1917 se constituyó el Comité Central Unionista para coordinar las actividades en favor de la reconstrucción de la República Federal de Centroamérica. El Comité Central se adhirió incondicionalmente a la iniciativa del ministro Vázquez. El delegado salvadoreño Salvador R. Merlos comunica al Comité unionista que llegara a Tegucigalpa para respaldar la iniciativa unionista. El Salvador acepta la iniciativa de la Unión de Centroamérica. La Republica de Costa Rica respalda el movimiento unionista impulsado por Honduras en comunicación oficial del 23 de agosto de 1917, y Guatemala expresó su adhesión al movimiento unionista el 21 de septiembre de 1917. Un manifiesto del unionismo a los pueblos de Centroamérica circuló en los principales periódicos de la región, exhortando a los gobiernos a la reconstrucción de la República Federal.  Pese a los negociaciones para poner fin a los conflictos por límites territoriales con Guatemala y El Salvador, el espíritu unionista, prevaleció. El inicio de las negociaciones por los derechos de las Islas del Cisne con los Estados Unidos no frenó el entusiasmo por la unidad centroamericana. Y la firma del Pacto de San José el 19 de enero de 1921, abrió espacios para ratificar el sentimiento unionista. Un acuerdo para celebrar en forma conjunta en la ciudad de Guatemala los actos del primer centenario  de la Independencia Patria, renovó las esperanzas por la unidad centroamericana. Y la política exterior de Honduras por la unión de Centroamérica fue aplaudida y respaldada por los demás países. Este año 2021, que conmemoramos el Bicentenario de la Independencia debe impulsarse una política exterior que exprese los sentimientos de identidad y memoria colectiva de Honduras para que los compatriotas que por diversas razones han dejado el terruño patrio, se sientan llamados a participar de los actos alusivos a la conmemoración del Bicentenario. Hoy que existen varios organismos de carácter regional, Honduras debe vanguardizar la iniciativa por convocar una conmemoración unitaria con alto espíritu unionista. Esa es la tarea urgente de la política exterior de Honduras, hoy por hoy.            

Referencias:

1.- Fondo de Policarpo Bonilla. Carpeta año 1914. ANH.

2.- Vásquez, Mariano.  Memoria de Relaciones Exteriores, 1916-1917. Tipografía Nacional. Tegucigalpa.

3.-Alvarado, Jesús. Memoria de Relaciones Exteriores. 1918-1919. Tipografía Nacional. Tegucigalpa.

4. Reina, Antonio R.  Memoria de Relaciones Exteriores. 1920-1921.

5. Valladares, Paulino. Diario El Cronista. Tegucigalpa. Imprenta Calderón. Años 1917-1921. Hemeroteca del Archivo Nacional y Colección Hondureña de la UNAH.

6. Duron, Francisco José. 1962. Las Islas del Cisne en la cartografía de los siglos XVI-XX.  Scuola tipográfica Istituto Gualandi. Roma.

7. Ferro, Carlos A. 1972. El Caso de las islas Santanilla. Publicaciones de la Oficina de Relaciones Públicas de la Presidencia de Honduras.

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Sobre el autor

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Olanchito, Yoro, 1941. Realizó estudios de profesorado en Ciencias Sociales en la Escuela Superior del Profesorado y es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Divulgador cultural y periodista de oficio, Juan Ramón Martínez Bardales es columnista del diario La Tribuna desde 1976, medio en el que también coordina los suplementos Tribuna cultural y Anales históricos. Además, mantiene una columna en La Prensa de San Pedro Sula y una semanal en la revista Hablemos Claro.