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Juan Ramón Martínez

GOTAS DE SABER (3)

Juan Ramón Martínez

Hasta 1954, fecha en que se firma un acuerdo de cooperación entre Estados Unidos y Honduras, el ejército – con excepción de la Fuerza Aérea – era una serie de guarniciones, dispersas en el territorio nacional, más para proteger al gobierno, dirigida por correligionarios uniformados, que una fuerza de combate para defender la soberanía nacional. En 1957, se creó el cargo de Jefe de las Fuerzas Armadas. Los liberales nombraron al coronel Osvaldo López. Este se insurreccionó y derribó el gobierno de Villeda Morales el 3 de octubre de 1963. Y después de elecciones -- fraudulentas--, con el apoyo de los diputados del Partido Nacional y de varios suplentes del Partido Liberal, se constitucionalizó en junio de1965, como Presidente de la Republica para un periodo de  6 años. En 1969, Honduras y el Salvador se enfrentaron en la guerra de las cien horas. Para responder a la agresión, se crea en la sociedad, un gran espíritu de unidad nacional. López Arellano, propone un pacto de unidad, entre el Partido Nacional y el Partido Liberal. Estos, además, suscriben un “pactito” para distribuirse el gobierno. En las elecciones de 1970, gana Ramón E Cruz del Partido Nacional. Derroto, por unos pocos votos a Jorge Bueso Arias que, no contó con el apoyo de Rodas Alvarado que, ordeno a sus seguidores que “no fueran a votar”. Jurista distinguido, y burócrata disciplinado, Cruz Uclés, carecía de carisma político y de fuerza partidaria. El 17 de septiembre un periodista, del diario “Excélsior” de México, le pregunto a López Arellano, que se desempeñaba, por segunda vez, como Jefe de las Fuerzas Armadas, sobre si le daría un golpe de estado a Ramón E Cruz. OLA respondió: “Como expresidente de la república y promotor del pacto de unidad nacional afirmo que, en mi carácter de Jefe actual de las Fuerzas Armadas, no daré un golpe militar al Presidente Cruz (Diario El Día, 20 de septiembre de 1971).  El 4 de diciembre de 1972, López Arellano, depuso mediante un golpe incruento a Ramón E. Cruz. No suspendió las garantías constitucionales. Nadie del Partido Nacional, organizo protesta alguna. El acto ilegal, confirmo que López Arellano, no tenia, como todos los políticos, palabra de honor. 


II
La Minería, fue a finales del siglo XVIII, la actividad con la que se vincula Honduras con el comercio mundial. La empresa minera más famosa es “The New York and Honduras  Rosario Mining Company”. Ubica su mina principal, en la aldea de San Juancito, en el municipio de Tegucigalpa. Marco Aurelio Soto, fue accionista de esta compañía. Fue fundada por “Julius Valentine y sus cuatro hijos (Washington S., Ferdinand C., Louis F, y Lincoln) en 1880, lograron vencer los múltiples obstáculos para la minería en Honduras. En menos de una década después que la Compañía empezó sus operaciones en la Mina “La Rosario” (cerro arriba de la pequeña aldea de San Juancito a 32 kilómetros al noroeste de Tegucigalpa) había producido oro y plata valorada en más de tres millones y medio de dólares. (Kennet Finney, La Rosario y las Elecciones de 1887: La Economía Política de la Minería en Honduras, en YAXKIN, Vol. IV, Numero 1, junio de 1981). La figura más destacada, “la fuerza motriz” de la Rosario fue, Washington Valentine, personaje singular, a quien se le atribuye la frase que, en Honduras, “cuesta más una mula de Perspire que un diputado”. Una mula de Pespire valía entonces, 10 pesos plata. La minera enfrento varios problemas. El primero de ellos el uso de las aguas, reclamadas por los caseríos. El segundo fue la madera y el tercero la explotación de los yacimientos de cal. Lo más grave fue la obtención de mano de obra. El gobierno hizo invitaciones a los trabajadores e incluso, cuando no respondieron, fueron amenazados. Uno de los descendientes de Valentine, llego años después, a la Presidencia de Honduras: Rafael Leonardo, Callejas.

III
Después de finalizada la II Guerra Mundial, la continuidad de Carias Andino en la Presidencia de la Republica, que la ejercía desde 1 de febrero de 1933, se vio complicada por la oposición de los Estados Unidos. Le embargaron el ultimo envío de armas, en un mensaje muy claro que el veterano gobernante entendió muy bien. Tiburcio Carias Andino escogió a Juan Manuel Gálvez, como su sucesor. Según Mario Argueta (Diccionario Histórico Biográfico Hondureño), Carias Andino justifico la selección diciendo que “Juan Manuel es el hombre más honrado y honorable que tengo en mi gobierno. Y es el único en quien puedo confiar el poder para que suavice las asperezas producidas por mi larga estadía en la Casa Presidencial; él va a agarrar una braza en sus manos, la que tiene que apagar poco a poco, y el único que puede salvar las instituciones democráticas, los intereses del país, las vidas y bienes de ustedes”. El viejo caudillo Carias Andino, conocedor como nadie de los hombres que le rodeaban, tenía razón. Gálvez hizo todo lo que el anticipo, menos cuidarle el sillón presidencial, para devolvérselo en 1954. El país, para entonces, había cambiado, la reconciliación galvista bajo mucho las tensiones políticas y sociales, concluyo la reforma del gobierno, permitió la reorganización del Partido Liberal y la movilización de una nueva fuerza social: los trabajadores que, en 1954, se fueron a la gran a la gran Huelga de Abril y Mayo que, Carias Andino que controlaba a los jueces y a los militares, freno cualquiera presión que se ejerciera para que Juan Manuel Gálvez, la reprimiera. 
Concluimos con algunas preguntas. ¿Villeda Morales propicio el golpe de estado militar en contra de Rodas Alvarado? ¿Es cierto que, este dijo que, “faltarían pinos en Honduras”, para colgar a tanto cachureco pícaro? ¿La construcción del Ferrocarril Inter Oceánico, fue un acto de corrupción?  ¿O, simplemente, un ejemplo de inexperiencia en el manejo de un asunto, para el que, los hondureños, no tenían competencia? Hasta la próxima.

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Sobre el autor

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Olanchito, Yoro, 1941. Realizó estudios de profesorado en Ciencias Sociales en la Escuela Superior del Profesorado y es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Divulgador cultural y periodista de oficio, Juan Ramón Martínez Bardales es columnista del diario La Tribuna desde 1976, medio en el que también coordina los suplementos Tribuna cultural y Anales históricos. Además, mantiene una columna en La Prensa de San Pedro Sula y una semanal en la revista Hablemos Claro.