Los diminutivos nos caracterizan
Dilia Celeste Martínez
Máster en Español como Lengua Extranjera
Los reencuentros nos llenan de alegría, y nos nutre la
esperanza de que se lleven a cabo. Seguramente ya está muy difundida la oportuna
y consoladora frase que muchas personas me han dicho: «Nos volveremos a ver en otra
parte del mundo».
Pero pocas veces me imagino que dicho acontecimiento se llevará a cabo en mi país, y menos si es con alguien de
Asia.
En España conocí a un japonés que para mi sorpresa se acaba
de mudar a Tegucigalpa porque fue seleccionado para trabajar en la Embajada de
Japón en Honduras. Le he preguntado sus primeras impresiones acerca de nuestro
español, y –con la intención de halagarnos- me ha dicho que hablamos más
despacio que los españoles, pero que no entiende muchas palabras porque son nuevas
para él. Además, le llama la atención que todo lo decimos en pequeño, es decir, con la tendencia a
utilizar muchos diminutivos.
No es la primera vez que un hablante de español como lengua
extranjera me dice esto, pues ya algunos amigos brasileños me habían preguntado
por qué le agregamos –ito o -ita a los nombres de personas, si para ellos es
mejor abreviarlas. Josecito, Danielita, Luisito, Marito, Anita… ¡Cuánto cariño
y aprecio hemos de haber expresado alguna vez gracias a estos sufijos! Los
diminutivos nos vuelven afectuosos, no hay duda alguna.
Sin embargo, el uso y la variedad de los diminutivos va más
que este tipo de sentimientos, ya que en otros casos también
pueden llegar a ser despectivos o generar dudas acerca de su significado. La
lexicalización de «ahorita»
es un claro ejemplo de cómo un
diminutivo puede ser objeto de estudios léxicos para poder comprender y
explicar su valor tanto temporal como semántico en diferentes comunidades
hispanohablantes.
Los diminutivos además de ser característicos del español
de América, tienen un comportamiento diferente según las regiones en que se
utilizan. Miguel Ángel Quesada Pacheco, un destacado lingüista costarricense,
explica que en Centroamérica existe la variante duplicada -itito en los adverbios, y que denota intensidad o ponderación: ahoritita, naditita
La morfología léxica nos ayuda cuando un niño o un adulto
de cualquier edad aprende español, porque es un gran recurso para que comience
a reflexionar y luego producir palabras a partir de la variación que nos
ofrecen sus posibilidades. Nuestra lengua es elástica, así la describe el
lingüista dominicano, Orlando Alba, cuando nos dice que la riqueza del español
se manifiesta a través su variabilidad.
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