Un espacio de opinión crítica y constructiva sobre temas de interés nacional con un enfoque objetivo sin exclusión ni prejuicios de clases sociales, políticas, sexo o religión.

Juan Ramón Martínez

NARCOTRAFICO SIGLO XXI

 

Cnel. (R) y LIC Agustín Humberto Avelar Flores

Asesor y Consultor de Seguridad

El Narcotráfico es el negocio más rentable para el crimen organizado con ganancias inimaginables, pero que deja a su paso secuelas de dolor y muerte. En la actualidad se reconoce en EEUU que el consumo de estupefacientes además de ser un problema de salud, también representa una grave amenaza para la seguridad nacional, sus  informes internos indican que existen más de cuatro millones de estadounidenses adictos gravemente a los opioides y otras drogas sintéticas, legales, como ilegales entre ellas; cocaína, marihuana, éxtasis, metanfetaminas, heroína y sintéticos como el Fentanillo, cincuenta veces más potente que la heroína y causante de miles de muertes por sobredosis; al respecto,  el Centro Nacional de Inteligencia del Departamento de Justicia informa que “desde el 2007 a la fecha, el número de consumidores aumenta y se habla de más de 40 millones de personas no adictos todavía; por otro lado la situación de fallecimientos a nivel mundial; según la Organización de las Naciones Unidas por causas de las drogas ¨suman alrededor de 600,000 anuales  documentadas hasta 2017 y las consumen casi un 6% de la población mundial”; así mismo se debe tomar en cuenta el impacto a la seguridad económica de los países y la economía global, porque el dinero obtenido de las drogas ilegales puede crear, economías fantasmas sin ningún respaldo. El narcotráfico mueve sumas estratosféricas de dinero, al narco-dinero le corresponde un mercado de más de 500,000 millones de dólares, suma aproximada según la oficina fiscalizadora de las drogas y prevención del delito de NNUU, con un impacto negativo para la economía mundial, pues estas cantidades, pueden llegar a cuadruplicar su impacto y  es  notorio como crecen grandes imperios de prosperidad bajo la sombra de este negocio ilegal que para coexistir, infiltra desde sistemas financieros, hasta gobiernos o ciertos  funcionarios gubernamentales de orden y justicia, ya que con su apoyo y al amparo de la corrupción les permite la siembra, procesamiento, almacenaje, transporte, distribución y operaciones financieras como lavado de activos y capital.

Por su impacto y secuelas, los países han asumido con mucha determinación enfrentar esta grave amenaza mundial cuyo desafío implica; buscar los mecanismos para detener, neutralizar y destruir  las operaciones del narcotráfico en todas partes del mundo; siendo así que bajo el auspicio de la ONU en diciembre del 2000, se celebró en Palermo Italia la “Conferencia Mundial de la ONU contra la Delincuencia Organizada Trasnacional”; en esa fecha 121 países firmaron la Convención incluyendo Honduras con el objetivo de enfrentar al crimen organizado; tipificando como “delitos internacionales” la asociación para delinquir, el narcotráfico, lavado de activos, corrupción de la justicia y otros, solo regulados hasta ahora por normas jurídicas en cada país; con esto los organismos como gobiernos  responsables de combatir  estos delitos, se les facilita la simplificación especialmente en los trámites de extradición; además con esta normativa ningún país puede dar cobijo a narcotraficantes y se mejora  la protección de testigos y resguardo en terceros países, así como de  eliminar trabas al secreto bancario.

hoy en día, la producción de AMAPOLA (Papaver rhoeas) sigue aumentado a pasos agigantados y parece imposible detenerla; su origen se remonta a la época de los SUMERIOS, los que desde entonces la usaban con propósitos medicinales, analgésicos y espirituales; semillas que crecían de forma silvestre en casi toda Asia y otros continentes, los cuales procesaban Opio, en la actualidad se cultiva también en África y América, especialmente en Colombia y México; de esta planta se procesa la leche aceitosa del fruto y con ciertos compuestos pueden producir otros opiáceos como heroína y medicinales como la morfina, metadona, bupremorfina, fentanilo, codeína y otros.

Compitiendo en consumo mundial está la COCAINA; que se deriva del procesamiento de la hoja de coca cuyo nombre científico es “Erithroxylum coca” nombre nativo Kuka, crece de forma silvestre especialmente en los Andes Amazónicos, en Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador; su cultivo se remonta a muchos siglos con propósitos también espirituales, medicinales y como un potente estimulante energético de esas grandes alturas para la población nativa, de este alcaloide y procesado con sustancias químicas, se deriva el Clorhidrato de cocaína cuya mayor venta es en América del Norte, otra parte a Europa y  menor escala a otros continentes

Más común está el CANNABIS (cannabis sativa, marihuana), al igual que la amapola fue creciendo de forma silvestre en los campos de forma natural sin intervención humana en casi todas las partes del mundo, como África, América, Europa y Asia, su mayor concentración está en la agreste cordillera del Himalaya, de ésta se derivan: la marihuana (parte seca de la planta)  y el hachís que es la pasta de resina de la misma planta que es mezclada con cierta concentración de sustancias químicas psicoactivas; la marihuana y cocaína es de mayor uso en América, siendo su mayor mercado los EEUU introducidas por los grandes Carteles desde los setentas.

En la actualidad tanto Colombia como Afganistán son los mayores productores de cocaína y heroína; Colombia sembraba antes del 2007 aproximadamente de 60,000 a 70,000 hectáreas y compraba hoja de coca y pasta a Perú, Bolivia y Ecuador,  procesando casi 800 toneladas anuales de amapola (heroína) y cerca de 2,000 toneladas de coca, con lo cual es responsable de casi el 70% de su  producción de todo el mundo (según la ONU); situación que se ha agravado,  porque pese a los Convenios de desmovilización de las FARC, la siembra se triplicó hasta casi 200,000 hectáreas (según la misma fuente), droga cuyo destino es casi el  80% a EEUU y un 20% a Europa, Asia y Oceanía; al otro lado,  Afganistán sembraba un aproximado de 60,000 hectáreas desde los cincuenta , hoy también se ha triplicado y procesa el 80% de todos los opiáceos del mundo; que manda principalmente a mercados de Europa y Canadá, con un valor de aproximadamente 95,000 millones de dólares de la amapola y sus derivados

Ha  habido muchos cambios, pero no son tan diferentes a como han venido operando durante épocas, hoy el narcotráfico se ha mutado, ya no hay tantas caras visibles ni organizaciones capaces de controlar toda la producción y comercialización de estupefacientes; los carteles mexicanos han crecido en fuerza y organización, asumiendo incluso parte de la producción de Colombia, donde también surgen otros grupos como los disidentes de las FARC; campesinos independientes que se movieron a zonas controladas por las FARC y grupos paramilitares, quienes se la venden a mexicanos; este aumento de producción coincide con productores independientes cerca de las ciudades con pequeños laboratorios, con una producción menor de 200 a 300 kilos semanales; este fenómeno se ha extendido a nuestros países, donde hoy es común observar mexicanos y colombianos comprando propiedades cerca de áreas propicias para cultivo y construcción de laboratorios o financiándolas a distancia, está decisión se hace considerando las dificultades para su transporte desde el sur por las operaciones de captura  y escudos internacionales; en los últimos años se han destruido y desmantelado laboratorios y cultivos sobre todo en Copán, Lempira, Cortes, Olancho, Colón, Atlántida y Gracias a Dios, incluyendo marihuana, que  ya se sembraba y consumía desde aproximadamente los sesenta y cuya producción se ha incrementado para consumo interno y venta por grupos de maras lo cual genera violencia indiscriminada especialmente en zonas marginales

Hoy en día, estas organizaciones de narcotraficantes son compuestas más con núcleos familiares por razones de seguridad y lealtad; las organizaciones se siguen fortaleciendo con la penetración a sistemas políticos y judiciales, aprovechando las élites corruptas; utilizan los grupos criminales locales especialmente mareros, para transporte, venta al menudeo, para cubrir gastos de transporte (operación que genera círculos de muerte por control de territorio), además de asesinatos por represalias, venganza y otros, los grandes carteles llegan hoy incluso a controlar algunas grandes farmacéuticas para la adquisición de químicos, especialmente en los países de producción local

En  resumen, está claro que esta actividad criminal no se detendrá fácilmente, especialmente si los países consumidores no toman medidas más drásticas y firmes en los controles para su consumo y distribución; además  cada país debe asumir su responsabilidad con más seriedad y no debilidad, como algunos que evitan enfrentar estos grupos delincuenciales; por otro lado, Colombia y otros países del sur tienen un reto mayor y deberán evaluar sus estrategias de intervención en la erradicación manual o por químicos y combate; para nuestro país, es importante mejorar nuestro escudo aéreo y terrestre, que ha dado grandes resultados, pero se debe reforzar la capacidad de tecnología de avanzada y fortalecer los sistemas de inteligencia nacionales, militares y policiales  y de reacción rápida para contrarrestar cierta debilidad originada por la nueva ley de protección de nuestro espacio aéreo que de alguna manera limita la acción de nuestra Fuerza Aérea para derribo de naves, situación que de alguna manera conocen bien los narcotraficantes y la aprovecharan, lo cual  coincide con un incremento de naves sospechosas sobre volando nuestro territorio o dejando su carga de muerte. Finalmente, es recomendable para nuestros sistemas de inteligencia, levantar censos e investigación  de extranjeros que están operando en nuestro país y cuyo modus operandi consiste en comprar tierras en el litoral a lo largo de las carreteras hasta salir por frontera con Guatemala, además de desarrollar también actividades financieras para lavado de activos.

7 de noviembre 2020

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Sobre el autor

Mi foto
Olanchito, Yoro, 1941. Realizó estudios de profesorado en Ciencias Sociales en la Escuela Superior del Profesorado y es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Divulgador cultural y periodista de oficio, Juan Ramón Martínez Bardales es columnista del diario La Tribuna desde 1976, medio en el que también coordina los suplementos Tribuna cultural y Anales históricos. Además, mantiene una columna en La Prensa de San Pedro Sula y una semanal en la revista Hablemos Claro.