Cnel. (R) y LIC Agustín Humberto Avelar
Flores
Asesor y Consultor de Seguridad
El Narcotráfico
es el negocio más rentable para el crimen organizado con ganancias
inimaginables, pero que deja a su paso secuelas de dolor y muerte. En la
actualidad se reconoce en EEUU que el consumo de estupefacientes además de ser
un problema de salud, también representa una grave amenaza para la seguridad
nacional, sus informes internos indican
que existen más de cuatro millones de estadounidenses adictos gravemente a los
opioides y otras drogas sintéticas, legales, como ilegales entre ellas;
cocaína, marihuana, éxtasis, metanfetaminas, heroína y sintéticos como el Fentanillo, cincuenta veces más
potente que la heroína y causante de miles de muertes por sobredosis; al
respecto, el Centro Nacional de
Inteligencia del Departamento de Justicia informa que “desde el 2007 a la
fecha, el número de consumidores aumenta y se habla de más de 40 millones de
personas no adictos todavía; por otro lado la situación de fallecimientos a
nivel mundial; según la Organización de las Naciones Unidas por causas de las
drogas ¨suman alrededor de 600,000 anuales documentadas hasta 2017 y las consumen casi un
6% de la población mundial”; así mismo se debe tomar en cuenta el impacto a la
seguridad económica de los países y la economía global, porque el dinero
obtenido de las drogas ilegales puede crear, economías fantasmas sin ningún
respaldo. El narcotráfico mueve sumas estratosféricas de dinero, al narco-dinero
le corresponde un mercado de más de 500,000 millones de dólares, suma
aproximada según la oficina fiscalizadora de las drogas y prevención del delito
de NNUU, con un impacto negativo para la economía mundial, pues estas
cantidades, pueden llegar a cuadruplicar su impacto y es notorio como crecen grandes imperios de
prosperidad bajo la sombra de este negocio ilegal que para coexistir, infiltra
desde sistemas financieros, hasta gobiernos o ciertos funcionarios gubernamentales de orden y
justicia, ya que con su apoyo y al amparo de la corrupción les permite la
siembra, procesamiento, almacenaje, transporte, distribución y operaciones
financieras como lavado de activos y capital.
Por su
impacto y secuelas, los países han asumido con mucha determinación enfrentar
esta grave amenaza mundial cuyo desafío implica; buscar los mecanismos para
detener, neutralizar y destruir las
operaciones del narcotráfico en todas partes del mundo; siendo así que bajo el
auspicio de la ONU en diciembre del 2000, se celebró en Palermo Italia la “Conferencia
Mundial de la ONU contra la Delincuencia Organizada Trasnacional”; en esa fecha
121 países firmaron la Convención incluyendo Honduras con el objetivo de
enfrentar al crimen organizado; tipificando como “delitos internacionales” la asociación para delinquir, el
narcotráfico, lavado de activos, corrupción de la justicia y otros, solo
regulados hasta ahora por normas jurídicas en cada país; con esto los
organismos como gobiernos responsables
de combatir estos delitos, se les
facilita la simplificación especialmente en los trámites de extradición; además
con esta normativa ningún país puede dar cobijo a narcotraficantes y se mejora la protección de testigos y resguardo en
terceros países, así como de eliminar
trabas al secreto bancario.
hoy en
día, la producción de AMAPOLA (Papaver rhoeas) sigue aumentado a pasos
agigantados y parece imposible detenerla; su origen se remonta a la época de
los SUMERIOS, los que desde entonces la usaban con propósitos medicinales,
analgésicos y espirituales; semillas que crecían de forma silvestre en casi
toda Asia y otros continentes, los cuales procesaban Opio, en la actualidad se cultiva
también en África y América, especialmente en Colombia y México; de esta planta
se procesa la leche aceitosa del fruto y con ciertos compuestos pueden producir
otros opiáceos como heroína y medicinales como la morfina, metadona,
bupremorfina, fentanilo, codeína y otros.
Compitiendo
en consumo mundial está la COCAINA;
que se deriva del procesamiento de la hoja de coca cuyo nombre científico es “Erithroxylum coca” nombre nativo Kuka, crece de forma silvestre
especialmente en los Andes Amazónicos, en Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador; su
cultivo se remonta a muchos siglos con propósitos también espirituales,
medicinales y como un potente estimulante energético de esas grandes alturas
para la población nativa, de este alcaloide y procesado con sustancias químicas,
se deriva el Clorhidrato de cocaína cuya mayor venta es en América del Norte,
otra parte a Europa y menor escala a otros
continentes
Más
común está el CANNABIS (cannabis sativa,
marihuana), al igual que la amapola fue creciendo de forma silvestre en los
campos de forma natural sin intervención humana en casi todas las partes del
mundo, como África, América, Europa y Asia, su mayor concentración está en la agreste
cordillera del Himalaya, de ésta se derivan: la marihuana (parte seca de la
planta) y el hachís que es la pasta de
resina de la misma planta que es mezclada con cierta concentración de sustancias
químicas psicoactivas; la marihuana y cocaína es de mayor uso en América, siendo
su mayor mercado los EEUU introducidas por los grandes Carteles desde los
setentas.
En la
actualidad tanto Colombia como Afganistán son los mayores productores de
cocaína y heroína; Colombia sembraba antes del 2007 aproximadamente de 60,000 a
70,000 hectáreas y compraba hoja de coca y pasta a Perú, Bolivia y Ecuador, procesando casi 800 toneladas anuales de
amapola (heroína) y cerca de 2,000 toneladas de coca, con lo cual es responsable
de casi el 70% de su producción de todo
el mundo (según la ONU); situación que se ha agravado, porque pese a los Convenios de desmovilización
de las FARC, la siembra se triplicó hasta casi 200,000 hectáreas (según la
misma fuente), droga cuyo destino es casi el 80% a EEUU y un 20% a Europa, Asia y Oceanía;
al otro lado, Afganistán sembraba un
aproximado de 60,000 hectáreas desde los cincuenta , hoy también se ha
triplicado y procesa el 80% de todos los opiáceos del mundo; que manda principalmente
a mercados de Europa y Canadá, con un valor de aproximadamente 95,000 millones
de dólares de la amapola y sus derivados
Ha habido muchos cambios, pero no son tan
diferentes a como han venido operando durante épocas, hoy el narcotráfico se ha
mutado, ya no hay tantas caras visibles ni organizaciones capaces de controlar
toda la producción y comercialización de estupefacientes; los carteles
mexicanos han crecido en fuerza y organización, asumiendo incluso parte de la producción
de Colombia, donde también surgen otros grupos como los disidentes de las FARC;
campesinos independientes que se movieron a zonas controladas por las FARC y
grupos paramilitares, quienes se la venden a mexicanos; este aumento de
producción coincide con productores independientes cerca de las ciudades con
pequeños laboratorios, con una producción menor de 200 a 300 kilos semanales; este
fenómeno se ha extendido a nuestros países, donde hoy es común observar
mexicanos y colombianos comprando propiedades cerca de áreas propicias para
cultivo y construcción de laboratorios o financiándolas a distancia, está
decisión se hace considerando las dificultades para su transporte desde el sur
por las operaciones de captura y escudos
internacionales; en los últimos años se han destruido y desmantelado laboratorios
y cultivos sobre todo en Copán, Lempira, Cortes, Olancho, Colón, Atlántida y
Gracias a Dios, incluyendo marihuana, que
ya se sembraba y consumía desde aproximadamente los sesenta y cuya
producción se ha incrementado para consumo interno y venta por grupos de maras lo
cual genera violencia indiscriminada especialmente en zonas marginales
Hoy en
día, estas organizaciones de narcotraficantes son compuestas más con núcleos
familiares por razones de seguridad y lealtad; las organizaciones se siguen
fortaleciendo con la penetración a sistemas políticos y judiciales,
aprovechando las élites corruptas; utilizan los grupos criminales locales
especialmente mareros, para transporte, venta al menudeo, para cubrir gastos de
transporte (operación que genera círculos de muerte por control de territorio),
además de asesinatos por represalias, venganza y otros, los grandes carteles
llegan hoy incluso a controlar algunas grandes farmacéuticas para la
adquisición de químicos, especialmente en los países de producción local
En resumen, está claro que esta actividad
criminal no se detendrá fácilmente, especialmente si los países consumidores no
toman medidas más drásticas y firmes en los controles para su consumo y
distribución; además cada país debe
asumir su responsabilidad con más seriedad y no debilidad, como algunos que
evitan enfrentar estos grupos delincuenciales; por otro lado, Colombia y otros
países del sur tienen un reto mayor y deberán evaluar sus estrategias de
intervención en la erradicación manual o por químicos y combate; para nuestro
país, es importante mejorar nuestro escudo aéreo y terrestre, que ha dado
grandes resultados, pero se debe reforzar la capacidad de tecnología de
avanzada y fortalecer los sistemas de inteligencia nacionales, militares y
policiales y de reacción rápida para
contrarrestar cierta debilidad originada por la nueva ley de protección de
nuestro espacio aéreo que de alguna manera limita la acción de nuestra Fuerza
Aérea para derribo de naves, situación que de alguna manera conocen bien los
narcotraficantes y la aprovecharan, lo cual coincide con un incremento de naves
sospechosas sobre volando nuestro territorio o dejando su carga de muerte. Finalmente,
es recomendable para nuestros sistemas de inteligencia, levantar censos e
investigación de extranjeros que están
operando en nuestro país y cuyo modus operandi consiste en comprar tierras en
el litoral a lo largo de las carreteras hasta salir por frontera con Guatemala,
además de desarrollar también actividades financieras para lavado de activos.
7 de noviembre 2020
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